viernes, 1 de junio de 2012

Simetría

Hace algún tiempo cuando llegó a una nueva ciudad, a vivir por primera vez y dejar su pequeño paraíso, se encontraba solo y triste. El desespero, la impaciencia lo obligaron a implorar, a rogar, a desear, lo que hacía era levantar la mirada y decía – “Sólo quiero a alguien, no te pido la mujer perfecta, sólo te pido a alguien que sea igual a mi”-. Después de algunos meses implorando, decidió no esperar más, así que salió a buscar y no puedo mentir, encontró una mujer. Empezó a salir con ella, Angie. 

Después de algún tiempo, sentía que algo le hacia falta, no eran compatibles, las dudas, los celos de parte de ambos y los detalles feos, no se hicieron esperar. Ella decía que eso sólo eran problemas que toda relación tiene, pero él sabia que no era así. En un día pensaba que ella era la mujer de sus sueños y al otro día estaba buscando a otra, estaba con ella por no hacerle daño. Angie y el siguieron, ella salía con él, mientras que él no, su mente estaba en otro lado, en otra mujer. Ya le tenía dibujado en su mente el cuerpo perfecto y los ojos soñadores, pero la realidad le daba duros golpes al mirar a Angie. Seguía implorando, pero estos ruegos se volvieron más, un reto, ahora decía:

– “¿Es tan difícil para ti mandarme alguien?, no te pido la mujer perfecta, sólo te pido a alguien que sea igual a mí, tu que eres el omnipotente, el creador, demuéstralo, si puedes…”-. 

Cierto día se encontraba caminando por las calles y sucedió, que en una de esas calles estaba aquella mujer que con solo mirarla uno se pone a temblar, que así nunca la haya visto sabe que es un platónico, inalcanzable, que con una sola mirada y una palabra, lo deja mal, lo extraño es que esta mujer, se le acercó. Empezaron a conocerse, Valentina, misma edad, mismo signo, igual de altos, detalles que se pasaron por alto, como buen conquistador, la invitó a un café, cuándo le preguntó qué quería tomar, ella teniendo la opción que tienen todas las mujeres de pedir cualquier cosa fuera del humilde presupuesto de un cuentero, pidió una cerveza, de la misma cerveza que él toma, también cigarrillos de la misma marca que él fuma, esta mujer lo tenía bastante intrigado. Valentina después de esa noche en la que se tomaron algunos tragos y hablaron un rato, comenzó a hacerle sentir cosas que Angie no lograba, comenzó a llamarlo casi a diario, se empezaron a ver mas seguido; Angie cada vez quedaba más a un lado, y a él le importaba menos. Cada vez que Valentina y el se veían, se asombraba más del parecido que existía entre los dos, era su versión femenina. Se enamoró de ella. Lo único que quería era estar libre y ser sólo para Valentina. 

Enfrentó a Angie, le contó la verdad y desde ese mismo instante se sintió libre y a la vez contento por que por fin ya era sólo para Valentina. De solo pensar en la idea de estar con esa mujer de hielo, esa mujer inalcanzable, se sentía el hombre más feliz, así que la llamó, le dijo que quería verla y que se encontraran, ella accedió, Llegó al bar, siete y media de la noche estaban allí, una botella del mejor vino, sin modular palabra, la besó, ella respondió al beso pero… le confesó que se sentía muy extraña pero que no importaba. Cada vez se sorprendía mas, creía que sus ruegos habían funcionado, era su alma gemela, su media naranja o alguna de esas estupideces que uno piensa cuando está enamorado. Incluso en el momento de amar, también demostraron ser iguales. 

Ella lo presentó con su familia y le decía que fuera a su casa porque necesitaba que sus padres lo vieran, cuando llegaba uno de sus padres lo besaba con pasión y decía que lo amaba mucho, cada vez se daba cuenta que ella era demasiado igual a él y después de dos años de estar con Valentina, ella sorpresivamente lo dejó, sin ninguna explicación. Se dio cuenta lo iguales que eran al momento en que fue a pedirle una explicación y ahí fue cuando Valentina le confesó por que lo había dejado, se dio cuenta de lo igual que era Valentina a él, lo dejó por que ella también amaba a las mujeres. Y ahora ya se dio cuenta que es mejor no retar al destino o a Dios o al Diablo o a Acuaman o a quien sea, por que te puede castigar con lo que pediste y desde entonces lo ves en la calle, caminando vagando y pensando en lo que perdió por querer algo igual a el, y sabe que Angie en este momento no quiere saber nada más de el, así que acá estoy contando su historia mientras el sigue esperando el amor, por que el amor no hay que pedirlo, no hay que buscarlo, solo hay que saberlo esperar, por que llega, tarde o temprano pero llega…

Gatostado 

http://gatostado.wordpress.com/

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